lunes, 22 de julio de 2019

Decepciones, frustraciones y más (22/07/2019)




Magaly Vera

Votar es un derecho y un deber, pero más lo veo como derecho porque es la facultad que tengo de elegir a la persona idónea para que gobierne no solo mi país, sino mi asociación de vivienda, la dirección de APAFA, hasta el que dirige una reunión amical que no por ser sólo de patas, pierde importancia quien la dirija. Pero ¿qué valores y virtudes debe de tener nuestro presidente, gerente o como se llame quien lidere? pues lo mínimo exigible es que sea correcto en su hogar, porque nadie puede fingir en su hogar y ser otro en la calle. A menos claro que tenga doble personalidad. Aunque casos como ese no es difícil de encontrar. Un claro ejemplo es la del Pastor Santana, que exigía a sus “discípulos” disciplina espartana y abstención sexual de curas, pero vaya que él hacia todo lo contrario. Solo recordemos sus tristes audios y denuncias por acoso sexual. Lo mismo con los del Sodalicio. Así que el hábito definitivamente no hace al monje.

Y vaya que nos equivocamos, porque si revisamos nuestros últimos gobernantes, pues elegimos al cholo sagrado, imagen del peruano emergente, que lustraba botas y que luego llegó a ser profesor de Harvard, lo que le valió el apelativo de “cholo de Harvard”. Y fue el que encabezó la lucha contra la corrupción en la célebre Marcha de los cuatro suyos, apoyado por fondos de Soros, pero lucha al fin. Creo que todos los que en ese momento estábamos en la universidad, creímos en esa lucha y lo apoyamos porque además estábamos cansados de tanta corrupción infestada por los fujimoristas de aquel entonces. Todo estaba podrido: desde el congreso, los funcionarios públicos, diarios, revistas y diferentes medios de comunicación. Ya su pésima conducta por no reconocer a su propia hija, nos daba un indicio de como seria después, pero peso la imagen del que logró aparente éxito económico y que por lo tanto no robaría a manos llenas.  Era como su esposa decía: “la imagen del nuevo Inkarri”, una antropóloga que supo usar bien esa imagen. Craso error, porque ya su testaferro Josep Maiman acaba de cantar los procedimientos y montos que recibió. Y es que estando próximo a la muerte (acaba de superar un trasplante de hígado), pues lo le queda es cooperar.

Del gobierno de Alberto Fujimori, lamentablemente y pese a todo lo que padecimos los que vivimos esa nefasta época, su hija casi retoma el poder y con su mismo estilo. Una lástima que los jóvenes que son quienes determinan por el porcentaje que representan en los electores, los que elijan a los gobernantes de turno y que, teniendo valiosa información a través de sus celulares inteligentes, solo les sirvan para parecer zombies en las calles, con maravillosas excepciones felizmente. No se trata de convencer que ese gobierno fue asqueroso, ya que todo está registrado; sólo es cuestión de refrescar la memoria: una simple visita al LUM (Lugar de la memoria, la tolerancia y la inclusión social), una vista a los libros de historia que felizmente no han sido manipulados por los padres de la patria o un click a los documentales en Youtube.

Con Alan el encantamiento fue diferente, porque a diferencia de Toledo, su mérito no fue porque destacó en algún tipo de trabajo, por el contrario, sólo se sabía de él por ser el acompañante preferido de Víctor Raúl Haya de la Torre, ni tenía trabajo conocido (aunque eso no sorprende: Keiko jamás trabajó y casi fue elegida presidente), pero fue su verbo florido la que encandiló a los electores cual flauta de Hamelin,  y con ese verbo se dio el atrevimiento de no pedir perdón sino de disculparnos por la osadía de intentar juzgarlo mediante una comisión de investigación liderada por Lourdes Flores, Pedro Cateriano y su eterno rival Popy Olivera, quienes por cierto descubrieron todo un lodazal de corrupción tamaño del de su predecesor. Los peruanos votaron por él en dos oportunidades. Vaya que somos masoquistas por tropezar con la misma piedra dos veces. Se habrá suicidado, pero es el mismo caso de su anterior huida, se retiró y todo prescribió, esta vez su salida fue más radical, pero ni eso podrá salvarlo de deshonra alguna. Es la historia la que lo juzgará. Yo no voté por Alan en ninguna de sus dos postulaciones que no me libra de error por no participar de ninguna campaña para concientizar sobre este nefasto personaje.

Con Susana Villarán, lo mismo. Ser mujer le valió, pero más los potoaudios de Lourdes Flores, porque la pintó como la pituca a la que le vale madre que no la elijan. Sin olvidar sus graciosas respuestas de cuanto creía ella que cuesta un pan o similares, que la mostraron como que no conoce la realidad peruana. De nada le valió todos sus grados académicos frente a una que apenas tenía estudios superiores en escuelas técnicas que incluso habían desaparecido, pero que había vivido en San Juan de Lurigancho, uno de los distritos ubicados dentro del mapa de pobreza. Craso error. Apoyé y hasta fui personera tanto en su partido político como en Transparencia.

Lo mismo con Pedro Pablo Kuczynski, un anciano de unos 78 años cuando postulaba y que definitivamente y pese a todo lo descubierto ahora, era el mal menor y más en ese entonces frente a una Keiko sindicada hoy como una posible líder de los cuellos blancos.  Voté por PPK porque en el imaginario popular se trataba de un tipo que había logrado éxito tanto profesional como económico. Sobre todo, por ser considerado dentro de la comunidad financiera como uno de los mejores profesionales a nivel mundial en mercados de capital y privatizaciones. Su vasta experiencia desde joven y su paso por el BM entre otras entidades de gran renombre, nos hizo creer en el milagro económico. Craso error. También fui personera no en su partido, pero si en Transparencia con muchas amistades que nos sumamos la tarea de cuidar su voto. Hasta fui con Antonio Zapata a una radio local para explicar los motivos para optar por él.
Dio sus explicaciones la primera vez cuando habló de su participación en sus empresas, y le creí como muchos peruanos. Además, siempre creemos que una persona próxima a la inevitable muerte y sabedor que no se llevara nada, es más confiable; pero tanto él como Alan García, tener buena solvencia, no fue suficiente: querían el poder. En fin, solo se puede cosechar lo que se siembra.

Que uno se decepciona de haber apoyado a ciertos personajes en cada etapa de su vida, pues sí. Somos seres humanos susceptibles de cometer error. Pero en eso consiste el vivir, en aprender en cada etapa de la vida. O te vuelves como ellos o vives cada día intentando ser mejor como persona. Así de simple. Uno es quien decide. Y decepciona porque día a día vas conociendo el lado oscuro de algunas personas y si comparamos (pese a que toda comparación es odiosa) lo que ocurre en macro, lo mismo ocurre en micro universos como las agrupaciones en las que participo.

El tema de copamientos de cargos o toma del poder sin interesar las reglas correctas de juego, es pan de cada día. Una lástima, que la nueva generación tenga las mismas argucias que la de nuestros corruptos padres de la patria.

Siempre me equivoco, pero siempre aprendo. Además, el solo hecho de vivir un día más, es mágico y, por ende, mágica la oportunidad de enmendar errores.




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