Magaly Vera
La muerte de Chespirito deja una huella imborrable en la historia, porque fue una presencia que marcó toda una época, no solo
en México, sino en todos los lugares a los que gracias a la
magia de la televisión, logró llegar.
¿Quién no conoció la historia del
Chavo del ocho? aquel huerfanito que dormía en un barril y que amaba las tortas
de jamón. La serie narraba las aventuras y desventuras que todo ser humano
atraviesa en algún momento de su vida, pero siempre viéndole el lado amable. Lo
mismo ocurrió con sus vecinos: el profesor Jirafales, La Chilindrina o el que
Señor Barriga entre otros. Y es que sus personajes
no fueron al azahar, él mismo indicaba que le costaba escribir cada guion, cada
diálogo; usó estereotipos fácilmente identificables con uno de la vida real
agregándoles su toque personal que los hizo únicos. Tanto así que algunos
vivieron de los créditos que les otorgó esa peculiar personalidad.
Y para hacernos reír, Chespirito no usó como
ahora la risa barata, el morbo, la burla
simplona, caracterizaciones de mujeres o
a los golpes sin sentido. El usaba el ingenio del idioma. Si uno revisa uno de
sus programas, toda la trama era por la confusión de un verbo, un sustantivo o
un adjetivo, nada más y claro, una historia de trasfondo con moraleja. Por eso
sus historias no están enmarcadas en un tiempo ni lugar específico. Son
historias universales, salidas del ingenio de la palabra. Tal como las que
usaba Shakespeare, su ídolo y al que parafraseó en el nombre de sus personajes:
Chespirito, Chómpiras etc.
Si bien tiene también sus
detractores que le restriegan que no se haya pronunciado por lo de Ayotzinapa,
que diese su apoyo al PRI, e ironicen sobre sus presentaciones en lugares donde
imperaba la dictadura, o que supuestamente haya dado funciones a
narcotraficantes, que haya sido mujeriego (antes de conocer a Florinda Meza) y
demás. Pues solo muestran que al igual que su superhéroe, tuvo debilidades y fortalezas
como todo ser humano. No intento justificarlo ya que no lo necesita, lo
entiendo de ser ciertas esas acusaciones, porque hasta ahora solo son rumores
alimentados por la chismografía envidiosa. Incluso cuando se refieren al argumento del Chavo, señalando que era repetitivo y donde el pobre jamás podía aspirar a salir de ese status, al igual que el vago o el gordo. Sí pues, su argumento es el clásico gordo, feo, bufón que usan todos los programas cómicos. No descubrió la pólvora por eso ni rompió ese esquema. Su objetivo era hacer reír con la simplicidad de la vida y eso no le quita méritos; porque no todo debe de ser comprometido con lo político o social. Arte es arte.
Y
pese a todo lo que hoy en día aparece como competencia suya en
audiencia: el 3D, videojuegos y demás programas y películas, nadie ha logrado
superar la cantidad de traducciones y vistas que tienen sus creaciones. Ni
Hollywood ha podido superar a sus héroes con los de Marvel. Por todo eso, su
partida deja un enorme vacío en la televisión pero sobretodo, en los corazones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario