Diciembre debería ser el mes más alegre, primero porque supuestamente
es el mes cuando Jesús nace. Y pongo
supuestamente ya que para algunas religiones la fecha de su nacimiento no
necesariamente fue diciembre. ¿En que se basan? en la descripción que hacen los
reyes magos del cielo, donde una estrella los guía. Y en diciembre esa zona tiene la temperatura más baja del
año, con nevadas. Es decir, nada de tener un cielo despejado por ser la estación
de las lluvias así que tampoco rebaños o pastores paseando por doquier. Pero al
margen de ese detalle, su nacimiento constituye una fecha de celebración por
ser la confirmación de una fe. El segundo motivo debería ser porque es el
preludio del inicio de un año nuevo. Como todo nuevo trae consigo muchas expectativas
en el amor, trabajo, académico etc. Lamentablemente para muchos, en el que me
incluyo, no fue un año bueno. Pero no es tragedia griega, solo es un episodio
de vida más. Imagino también que para muchos ni siquiera fue malo, fue pésimo.
Ya sea por no poder culminar la carrera en el tiempo previsto, no terminar la
tesis, tener deudas casi impagables, perder
un familiar o amigo, terminar con el amor o que sé yo. Pero aquí me detengo,
porque si se terminó con alguien fue porque de tanto rezar “más líbranos del
mal”, Jehová nos hizo el favor y alguien mejor está por llegar.
Si pareciera que el mundo se nos acaba por equis motivos,
levantemos el rostro, veámonos en el espejo (esto me lo dijo Eleanita, mi mejor
amiga que pese al cáncer que padece se ha recuperado al 100% y hoy sigue siendo
la mujer hermosa que conocí un verano de
1999), recojamos los pedacitos nuestros regados por ahí, saquemos la astilla
que molestaba o la piedra en el zapato que no nos dejaba avanzar. Si aún
tenemos vida, tenemos muchas esperanzas en un futuro mejor. No basta la fe, se
necesita de acción.
Sí, no es novedad lo que digo. Si hay deudas, lo que queda es
trabajar y salir de ese hoyo inmenso; si es por salud, la precaución y a
visitar al médico a tiempo; si alguien murió pues es la ley de la vida. Tomemos
este fin de año como un nuevo comienzo, más difícil, y hasta quizás con más
dolor, pero en medio de todo: vale la pena vivir, vale la pena soñar. Y por más
que uno vea reír a alguien y hasta envidiar eso, nadie sabe lo de nadie. No
sabemos lo que le pase, porque la tristeza y el dolor, no es visible a la vista.
La actitud de un hombre sufriente, es la misma que la de un hombre pensante. A veces son solo coartadas o corazas, no lo
sabemos ni lo sabremos. Dios nos hizo únicos y mágicos frente al dolor o la alegría.
Al margen de si Jesús nació en diciembre, considero que es un
mes que si bien coincide con los feriados largos, debe de ser unos días que nos
regalan para reflexionar por lo que atravesemos, evaluar, hacer un cash flow y
tomar la mejor decisión de nuestra vida, pero sobretodo aprovechar para pasarla
en familia y con los que nos quieren. No interesa si por ahí hayamos tenido
alguna discrepancia con ellos ¿valió la pena esa vana discusión? La respuesta está
en nosotros.
Así que si tuvieron un sueño trunco, una meta aun sin
cumplir, a ponerse las pilas. No sé qué más decir, así que solo les digo lo que
pienso de estas fechas. Y espero que sigan leyendo lo que se me ocurra escribir
por más que sean tonterías o solo borbotones que se me disparan.
Solo me queda desearles
Un feliz diciembre y un próspero año nuevo.
Magaly Vera
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