Magaly Vera
Han hablado tanto de esta película que me anime
a verla por dos motivos:
1.
Quería
divertirme.
2.
Tenía que
apoyar el cine peruano.
Y en verdad no me puedo quejar, me he divertido
de principio a fin; con chistes no tan elaborados y ya conocidos, pero que
fueron colocados en el momento oportuno. No fue una película al estilo
Francisco Lombardi, más intimista; pero toca el tema del existencialismo de
forma somera. Como bien dijo Bruno Ascenzo, no la hizo para postular a Cannes o
a la Berlinale.
Por ser su opera prima obviamente tiene
falencias, felizmente no tantas como la de ”Asu mare”. Debe ser por ser la misma
productora Tondero que hizo caso a todas las sugerencias recibidas. Pese a ello
me agrado el punto de vista de un joven de 29 años sobre los de 40.
Trama: Reencuentro de unos cuarentones en su
colegio luego de haber transcurrido más de 20 años.
En ese lapso, muchos lograron sus metas como La
exitosa fotógrafa Sofía, que logró dar
la vuelta al mundo haciendo lo que le gusta, interpretada por Gianella Neyra; Bárbara, la empresaria que consiguió gerenciar 7
empresas y casarse (Sofia Rocha); Julia, la diva (Johanna San Miguel); A
Francesca, la que ya encontró a su media naranja (Katia Condos); La nerd
Lourdes (Wendy Ramos) entre otros tantos. Es decir usa prototipos que todos
tenemos en el imaginario colectivo y que combinan bien con la buena selección
de actores peruanos y extranjeros que usa en el reparto. Los actores
secundarios como Carlos Alcántara, en su papel de drogo casual, también destaca.
Katia Condos se luce en su papel de la mujer que ama a su pareja con ese amor
que no pide nada a cambio, pero lo entrega todo. Es la más reflexiva.
Recuérdese el episodio donde habla con Bárbara
y le dije que se deje de cojudeces y acepte ese amor que la sigue desde la
infancia. Carlos Carlín en su papel de nerd que comparte la filosofía del pollo
con su complemento en la vida. Esta unión me parece que es lo que nunca se pudo
dar en Pataclaun en donde interpretaba a Tony,
y jamás pudo competir en amores por la moñuda. Difícil no relacionar estos
personajes tan queridos en nuestro país con los que han interpretado en el
pasado. Es aquí donde su sueño se hace realidad. La viuda negra, genial elección de Olenka Zimmerman, que
reúne la belleza y sensualidad de una mujer madura; Federico Salazar sale
excelente en ese papel efímero pero que no necesita mucho para saberse la
historia entre ambos.
Cada personaje en su espacio, el único nexo entre
los personajes principales, fue el haber estudiado juntas. Estupenda la
retrospectiva de la infancia. No fue necesario decir cuál fue la meta que cada
una tuvo, dejaron pistas demasiado evidentes. Y en un sólo diálogo, sabemos lo
que pasó entre Sofía y Bárbara. Lo interesante de esta película es como el
director nos hace repensar en el concepto de la felicidad. Para unos fue
conseguir su meta, la que pusieron en el papel en el quinto de secundaria, para
otros es haberse casado, o quizás tener su propia empresa, viajar el mundo entero. Para otros en cambio es solo
vivir el momento o simplemente tener paz. Y nos deja con esa interrogante
personal al aire. Es una comedia, tampoco le pidamos que nos hable del dilema
del existencialismo. Solo ahí coincido con Bedoya cuando dice que es una película
“divertida, entretenida, ligera, fresh, taquillera, casi
intrascendente, volátil, olvidable”.
El trabajo de diálogos si me pareció uno de los mejores. El uso de un
lenguaje coloquial, mezcla de juvenil (por
los personajes de Alejandro y Melisa) y adulto. Bruno indicó que hizo focus
group para tener fuentes primarias del uso de las jergas, música y temas de una
época que no fue la suya. Me pareció una mezquindad cuando dijeron que era imposible
que un jovencito pudiese recrear la vida de un cuarentón. El trabajo de un autor es recrear un mundo
paralelo y que sea creíble y él, lo logró. No será al 100 % al mundo que uno
vivió, pero es una película dada desde el punto de vista de Bruno. Algunos
incluso dijeron que no se menciona la época de violencia y etc. etc. Repito, es
un particular punto de vista de esa época.
El final no me pareció redondo aun así lo considero
bueno, debido a que deja hilos sueltos. Quizás como dice habrá un “A los 45” o
“A los 50”. Y no podía faltar los tabúes
de los de la década del 70 y que siguen vigentes como el no ver bien la unión
entre parejas del mismo sexo, no ver bien la unión entre mujeres con púberes,
pero si lo inverso. Y tanta es la cucufatería, que Julia tiene que pedirle
perdón a su hija por enamorarse de un chibolo; y la hija hacer un viaje
interprovincial, solo para encararla por ese amor “clandestino”. No sabemos si
al final Bárbara logrará juntarse con su amor de infancia; pero vale ese final
abierto en este tiempo de No a la unión civil.
Mi primera opción para ver a los 40 fue
divertirme. Así que si tiene la mismo opción ¡que espera¡
Y de ahí no deje de ver Viaje a Tumbuctú, ganadora de varios premios internacionales.
Y de ahí no deje de ver Viaje a Tumbuctú, ganadora de varios premios internacionales.
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