jueves, 5 de junio de 2014

La risa como método infalible en “A los 40” (01/06/2014)



Magaly Vera

Han hablado tanto de esta película que me anime a verla por dos motivos:

1.       Quería divertirme.

2.       Tenía que apoyar el cine peruano.

Y en verdad no me puedo quejar, me he divertido de principio a fin; con chistes no tan elaborados y ya conocidos, pero que fueron colocados en el momento oportuno. No fue una película al estilo Francisco Lombardi, más intimista; pero toca el tema del existencialismo de forma somera. Como bien dijo Bruno Ascenzo, no la hizo para postular a Cannes o a la Berlinale.

Por ser su opera prima obviamente tiene falencias, felizmente no tantas como la de ”Asu mare”. Debe ser por ser la misma productora Tondero que hizo caso a todas las sugerencias recibidas. Pese a ello me agrado el punto de vista de un joven de 29 años sobre los de 40.

Trama: Reencuentro de unos cuarentones en su colegio luego de haber transcurrido más de 20 años.

En ese lapso, muchos lograron sus metas como La exitosa fotógrafa  Sofía, que logró dar la vuelta al mundo haciendo lo que le gusta, interpretada por Gianella Neyra;  Bárbara, la empresaria que consiguió gerenciar 7 empresas y casarse (Sofia Rocha); Julia, la diva (Johanna San Miguel); A Francesca, la que ya encontró a su media naranja (Katia Condos); La nerd Lourdes (Wendy Ramos) entre otros tantos. Es decir usa prototipos que todos tenemos en el imaginario colectivo y que combinan bien con la buena selección de actores peruanos y extranjeros que usa en el reparto. Los actores secundarios como Carlos Alcántara, en su papel de drogo casual, también destaca. Katia Condos se luce en su papel de la mujer que ama a su pareja con ese amor que no pide nada a cambio, pero lo entrega todo. Es la más reflexiva. Recuérdese el  episodio donde habla con Bárbara y le dije que se deje de cojudeces y acepte ese amor que la sigue desde la infancia. Carlos Carlín en su papel de nerd que comparte la filosofía del pollo con su complemento en la vida. Esta unión me parece que es lo que nunca se pudo dar en Pataclaun en donde interpretaba a Tony,  y jamás pudo competir en amores por la moñuda. Difícil no relacionar estos personajes tan queridos en nuestro país con los que han interpretado en el pasado. Es aquí donde su sueño se hace realidad. La viuda negra,  genial elección de Olenka Zimmerman, que reúne la belleza y sensualidad de una mujer madura; Federico Salazar sale excelente en ese papel efímero pero que no necesita mucho para saberse la historia entre ambos.

Cada personaje en su espacio, el único nexo entre los personajes principales, fue el haber estudiado juntas. Estupenda la retrospectiva de la infancia. No fue necesario decir cuál fue la meta que cada una tuvo, dejaron pistas demasiado evidentes. Y en un sólo diálogo, sabemos lo que pasó entre Sofía y Bárbara. Lo interesante de esta película es como el director nos hace repensar en el concepto de la felicidad. Para unos fue conseguir su meta, la que pusieron en el papel en el quinto de secundaria, para otros es haberse casado, o quizás tener su propia empresa, viajar  el mundo entero. Para otros en cambio es solo vivir el momento o simplemente tener paz. Y nos deja con esa interrogante personal al aire. Es una comedia, tampoco le pidamos que nos hable del dilema del existencialismo. Solo ahí coincido con Bedoya cuando dice que es una película “divertida, entretenida, ligera, fresh, taquillera, casi intrascendente, volátil, olvidable”.

El trabajo de diálogos si me pareció uno de los mejores. El uso de un lenguaje coloquial, mezcla de juvenil  (por los personajes de Alejandro y Melisa) y adulto. Bruno indicó que hizo focus group para tener fuentes primarias del uso de las jergas, música y temas de una época que no fue la suya. Me pareció una mezquindad cuando dijeron que era imposible que un jovencito pudiese recrear la vida de un cuarentón.  El trabajo de un autor es recrear un mundo paralelo y que sea creíble y él, lo logró. No será al 100 % al mundo que uno vivió, pero es una película dada desde el punto de vista de Bruno. Algunos incluso dijeron que no se menciona la época de violencia y etc. etc. Repito, es un particular punto de vista de esa época.

 El final no me pareció redondo aun así lo considero bueno, debido a que deja hilos sueltos. Quizás como dice habrá un “A los 45” o “A los 50”.  Y no podía faltar los tabúes de los de la década del 70 y que siguen vigentes como el no ver bien la unión entre parejas del mismo sexo, no ver bien la unión entre mujeres con púberes, pero si lo inverso. Y tanta es la cucufatería, que Julia tiene que pedirle perdón a su hija por enamorarse de un chibolo; y la hija hacer un viaje interprovincial, solo para encararla por ese amor “clandestino”. No sabemos si al final Bárbara logrará juntarse con su amor de infancia; pero vale ese final abierto en este tiempo de No a la unión civil.

Mi primera opción para ver a los 40 fue divertirme. Así que si tiene la mismo opción ¡que espera¡



Y de ahí no deje de ver Viaje a Tumbuctú, ganadora de varios premios internacionales.

 

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