Magaly Vera
Existen municipalidades en
los que pese al presupuesto asignado en plan lector entre otros ítems en
cultura, no tienen programa alguno, y solo se limitan a hacer actos culturales
(llámese festiferias etc.) sin
planificación, sin siquiera una miserable agenda cultural local. Generados solo
para hacer ruido político y justificar que alguito se hace con el monto
asignado a ese rubro. Es gracias a la impericia de sus gerentes que el dinero
de muchos municipios, es revertido al Ministerio de economía.
Uno de los primeros problemas
entonces, es que los gerentes asignados no cumplen el perfil requerido para ese
cargo por ser puestos de confianza. Es decir, no necesitan siquiera saber algo
de las movidas culturales de su distrito. Otro problema es que estos se rodean
no de personal capacitado, sino de amigos, personas de su entorno o militantes
de su partido que se creen con derecho a ese puesto de trabajo por haberlos
previamente apoyado en su candidatura. Resultado: los grupos culturales
trabajan desvinculados de la gestión local. Otro factor es la capacidad
negociadora del gerente. Que sucede si la persona no cumple el perfil, pero si
las ganas de hacer algo bien. Tiene que saber negociar y trabajar con la
comunidad. Algunos tienen el ego tan enorme que no son capaces ni de sostener
una reunión y lograr acuerdos en beneficio de su distrito.
Felizmente existen funcionarios
que si hacen labor cultural exitosa, pese a las luchas que tienen que afrontar:
con los de su entorno cercano (las envidias laborales), su partido político
(por qué él está en ese cargo si hay otros con mayor tiempo de militancia o
algo similar), los partidos opositores (que siempre trataran de ver o demostrar
lo malo de su gestión) e incluso su batalla interna (debe mi familia o yo
afrontar todo eso). Sin contar que pese a su buena gestión siempre hay
denuncias que llegan a la contraloría y tienen que pasar por constantes auditorias.
Pese a demostrar su inocencia con los resultados, ya es la sensación de
sospecha que han sembrado los opositores en la ciudadanía. Y es contra todo eso
que tienen que batallar a diario. Lamentablemente no todos tienen las agallas
ni el aguante para tolerarlo.
Y aunque cueste creerlo siempre hay gente que
se come esos sapos porque tienen fe en que nuestro paso por esta vida, no es en
vano sino para dejar algo mejor para nuestros semejantes.
En el quinto encuentro
nacional de cultura en el que tuve la suerte de participar como parte
del equipo de la Red cultural, me di con la grata sorpresa de escuchar de
muchos gerentes de varias municipalidades como el de Piura, Lambayeque y Belén
que si existen esos casos excepcionales. Un caso que me llamo mucho la atención
fue la del Antropólogo Johnny Dávila Flores del Municipio de Belén, que logró
la ordenanza en favor de la inclusión. Que en lugar de generar acogida, fue portada
de diarios sensacionalista indicando que favorecían solo a gays. Fue blanco de
burlas y de memes. A eso se suma que no tienen gerencia de cultura y el presupuesto
asignado a su municipio, no supera los S/.1 500.00. Una excusa es que su escasa
población que apenas supera los 75 685
habitantes ( Dato del portal de INEI 2015: https://www.google.com.pe/search?q=inei%2C+publacion+de+belen%2C+iquitos&oq=inei%2C+publacion+de+belen%2C+iquitos&gs_l=psy-ab.3...4016.9691.0.10238.33.29.0.0.0.0.306.4658.0j13j9j1.23.0....0...1.1.64.psy-ab..10.22.4509...0j0i131k1j0i67k1j0i22i30k1j0i13k1j33i160k1j33i21k1.468cibCpC-o
) no justifica mucha inversión. En parte
tiene razón ya que una nueva gerencia solo les generaría mayor burocracia y el
mismo presupuesto con mayor distribución. Obviamente no es el caso de otros
distritos como el de San Juan de Lurigancho que cuenta con la mayor población
de Lima Metropolitana, pero ese es otro tema.
Otro de los problemas que
afrontan los municipios es no contar con profesionales que realicen expedientes
técnicos en cultura, como si en obras públicas. Hasta la fecha quienes los
realizan son ONG y/o la Universidad Pontifica Católica del Perú, pero sus
costos no bajan de S/.150 000.00 Es decir, tendría que hacer magia solo para costear
el expediente. Adicional a ello es la ejecución de la misma, lo que hace
inviable que un proyecto cultural sea realizado.
Escuchar experiencias de
otros municipios nos enseña cuanta diversidad hay en nuestro país, cada
municipio afronta sus propios demonios, con contextos tan variados que nos
demuestra que falta mucho por hacer.
En esta guerra por vivir
bien y dignamente, nos topamos con gente que sueña con un mundo mejor, con
artistas o gestores culturales que hacen posible espacios donde podamos
compartir nuestras experiencias y aprender de los que ya lograron al menos
superar ciertas vallas. Espacios generados por Puntos de cultura, no tan
tomada en cuenta por la gestión actual de la Municipalidad de Lima Metropolitana,
pero cuya direccionalidad es asumida por la sociedad civil organizada. No en
vano su lema es “no hay democracia cultural sin participación ciudadana”. Y ese
lema nos resume que si queremos un cambio en nuestras vidas, no debemos de ser
indiferentes a las políticas culturales. Debemos participar en ellas, debemos
generar cambios no siempre impuestas de arriba hacia abajo, sino de abajo hacia
arriba. Estamos en otros tiempos y es la concertación, el diálogo lo que nos
debe generar lograr metas comunes.
Cito la frase de Puntos de cultura que me parece pertinente:
“No podremos lograr una verdadera democracia
cultural y el ejercicio pleno de nuestros derechos culturales en el Perú sino
garantizamos nuestro derecho a la participación ciudadana, entendida como un
factor indispensable en la validación de las políticas culturales (programas,
planes, normas, etc.) y en todo proceso que busque el fortalecimiento de la
gobernanza cultural en nuestro país. De esto se desprende la necesidad de
trabajar como sociedad civil hacia la consolidación de articulaciones efectivas
entre organizaciones culturales y la identificación de horizontes compartidos,
visiones colectivas de cambio que podamos impulsar en conjuntos, fortaleciendo
nuestras coincidencias y reconociendo y valorando nuestras diferencias”.
Son muchos los problemas
que afronta una municipalidad. Quizás no logremos solucionarlos, pero al menos hagamos el intento eligiendo bien a nuestras autoridades, informándonos más, participando activamente en nuestra comunidad. Sino,
tendremos más de lo mismo.
Te invito a dar el primer
paso, a participar en estos eventos:
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