Magaly Vera
Viaje a Ecuador por un
hermoso trabajo que Dios me ofreció en compañía de mi grupo de aventuras
culturales de la Red cultural de San Juan de Lurigancho, y como nos quedó dos
días de relajo, hicimos planes para ir a Piura y hacer turismo en algunas
playas. No contábamos con que habría una huelga por la importación de arroz que
nos hizo varar en la frontera de Perú y Ecuador casi dos días.
Lo que vi fue algo im-pre-sio-nan-te:
un éxodo que hasta aquel entonces solo lo había visto en series y películas.
Quede impactada viendo
enormes filas de buses repletas de venezolanos que huían de una miserable vida:
sin trabajo, con mercados desabastecidos de alimentos básicos, con farmacias y
hospitales sin medicamentos, con represión militar si protestan. Y no es como
lo pintan los lobistas de Maduro, que los que se van, es porque quieren, porque
son vagos, que Venezuela es el paraíso que todos anhelan. No me creen. Vean
este video lanzado por programas venezolanos en donde hasta Maduro, niega el
éxodo masivo:
O este otro, en donde
nos muestran una Venezuela Edén:
Para colmo, uno
encuentra en diversos programas venezolanos como insultan a los que dejan su país
y hasta los tildan de terroristas.
Ahora, vean el otro
rostro de la verdad venezolana, filmada obviamente no por los canales que
tienen la venia de Maduro a quien ese pajarillo que siempre le habla, debe de
estar troleado o intoxicado.
La inflación en ese
país supera los 6000 %. Algo similar a lo que vivimos en la época de Alan García eso explica porque el dinero que perciben como sueldo, apenas les
alcance para sobrevivir. Y ese tufillo (por llamarlo de alguna forma) a
dictador hace que en nuestro país se haya formado el Grupo de Lima, una entidad
formada por 12 países de América, que asumen en su agenda temas referidos a las
violaciones de derechos humanos, temas
migratorios entre otros que afectan al bloque y que intentaran “castigar” a
Maduro, negándole su participación en la Cumbre de las Américas.
Felizmente también
pude apreciar que aun existe la hermandad, la solidaridad porque muchos
paisanos míos piuranos, les daban aguas gratis a esos valientes para que al
menos puedan bañarse o refrescarse de ese incesante y abrasador sol. Vi también
como compartían una gaseosa tres litros más de 20 personas, y la hacían durar
tanto como el vino que Jesús saco de solo dos cántaros: el secreto, la tapita
que fundía de vaso para que todos pudieran sorber aunque sea unas gotas de
agua.
Y me atreví a
preguntar a un grupo de amigos “¿a que creen que se deba esa crisis economía y
que los llevo a esos extremos tan miserables?”. Uno de ellos ingeniero civil,
me respondió que fue debido a la opulencia del petróleo que vivieron y que hizo
que muchos se acostumbrasen a vivir subsidiados, y fue tanto el dinero que circulo
que hasta los empresarios decidieron cerrar la producción nacional y solo
dedicarse a comprar y vender productos extranjeros. Lo malo es que la época de
las vacas gordas fue efímera y las de las vacas flacas recién empieza.
Ver venezolanos en
cada cuadra ya es común no solo en Lima sino en todas partes. Quien no se ha
topado con uno de ellos en las tiendas, galerías, hasta hospitales. Me toco el día
de mi operación que una amable venezolana me apoye ya que está prohibido que
uno ingrese a una sala de operaciones sola. Mi padre tuvo que hacer una
diligencia y demoro tanto que al final, ella fungió de mi pariente y firmo como
tal para la venia. Se lo agradecí profundamente ya que fui la ultima en ser
operada. Deje todas mis cosas con ella, sin desconfiar. Solo que sus rasgos y
tono de voz, la delataban y la doctora a cargo, al notar que era venezolana, me
dijo: “puedes dejar tus cosas aquí”. A lo que respondí que era mi pariente. Y
claro que si, en el fondo somos hermanas, la misma raza: la humana.
Y no es fácil dejar la
casa, los amigos para empezar de cero. Al contrario es difícil a cierta edad
emprender la aventura de vivir una nueva vida. Vemos como en un programa de
televisión, se les da la oportunidad de mostrar su talento y contar su
desgarradora historia. Oímos como estos héroes cotidianos surfean las tragedias
día a día, solo para alimentarse y con el excedente, enviar a sus familias que
quedaron en Venezuela. Y son en su mayoría profesionales que para sobrevivir,
hacen de todo: vende gaseosas, chocolates, bombitas, lo que puedan y muchos con
creatividad no solo te regalan una sonrisa, sino que cantan, bailan. Ya es
usual encontrarse en cada semáforo, no solo a nuestros paisanos del interior,
sino a venezolanos con los que comparten escenario. Obviamente esto genera
incomodidad en algunos comerciantes callejeros que sientes que les quitan su
espacio, pero solo es competencia. No olvidemos que de Perú según cifras
lanzadas por el INEI 2017 (fuente: https://www.inei.gob.pe/prensa/noticias/mas-de-2-millones-700-mil-peruanos-emigraron-al-extranjero-8775/
) mas de 2´885,787 peruanos están diseminados en otros países, y debemos
desearles que los traten con el mismo respeto que nosotros a ellos.
Este vídeo nos muestra
lo que vive un profesional joven en otro país, pero un ser humano más
consciente:
No tengo ninguna
objeción con que nos invadan, ya que aprendemos de ellos y quién sabe, quizás
si elegimos un personaje sin experiencia laboral de presidente, nos toque un
futuro tan desolador como el que ellos pasan y el éxodo nos toque a nosotros.
Todo en esta vida da vueltas. Estamos en la ruleta de la vida y nadie, se va
sin su vuelto.
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