jueves, 20 de junio de 2013

Mi impresión del país Boliviano que conocí (15/09/2010)

A Hugo Trigoso, un extraordinario Boliviano de nacimiento, pero con corazón peruano (gracias Betty Shiga por eso), y a su hermosa familia quienes me hospedaron con mucho amor en Bolivia.

Magaly Vera

Visite Bolivia para acompañar a una entrañable amiga (María Eugenia Rodríguez), pero también para conocer un país hermano que jamás antes había visitado. Recuerdo que allá por los años 80, un grupo entusiasta de compañeros de estudios viajaron por el evento JALLA (Jornadas Andinas de Literatura Latinoamericana) y en esa ocasión no pude, así que era hora de desquitarme.

Para mi fue impresionante y alucinante, ver personas luciendo con mucho orgullo diferentes trajes típicos de su lugar de origen y no, no eran disfraces, era su ropa usual. Me asombre aun más viendo 31 canales de televisión, en donde incluso habían programas cuya conductora, mostraba con orgullo su origen, ventilaba su procedencia y no por estar expuesta a toda Bolivia y otros países por cable, pues cambiaba su look: las trenzas, los ganchillos y demás accesorios eran los mismos. No había exageración en como se mostraban. Se me vino en ese momento el único referente equivalente aquí en mi país con esas características. ¡Oh decepción! la Chola Chabuca y la paisana Jacinta. Si pues, no hay en mi país una chola orgullosa que muestre su cultura y la exhiba como vedette. Se piensa que las cholas son sin estudios y que solamente son para ser sirvientas, así nos encasillan incluso en los papeles de televisión. La única domestica que llego al altar con un empresario fue Natacha, pero ni ella usaba las trenzas, era una guapa rubia y encima Colombiana (Maricarmen Regueiro).

Otra chola power que se conoce pero más conocida por su vida privada que por sus meritos académicos, es Tula Rodríguez, pero esta tan encasillada en el rotulo de vedette que hasta ahora no puede despojarse de sus bikinis mentales, eso nos hace quitarle meritos a sus éxitos empresariales.

En cuanto a varones, pues destacan muchos intelectuales de provincia como Vargas Llosa, Arguedas, la lista es larguísima que me faltarían páginas para mencionar a todos; empresarios como Máximo San Román etc., pero no siempre uno es profeta en su tierra, sino Máximo hubiese ganado las últimas elecciones regionales, lo mismo VLL. Es que la filosofía chola es graciosa, si eres intelectual y destacas o si progresas como empresario, pues te alejas del pueblo. No es que eres más capaz, al contrario ya dejaste de ser proletario y pasaste al bando enemigo. Grave error al juzgar, claro no siempre, pero esa diferenciación entre lo bueno y lo malo, basado solamente en donde económicamente uno esta, no es la mejor.

Nuestro país tiene unas contradicciones aun más extrañas, dejamos ganar a un chinito cuyo merito era lo que proyectaba la cultura  japonesa: su orden, su trabajo y su honradez. Luego elegimos al más guapo, al más joven y finalmente a uno cuyo rostro nos recordaba nuestros antepasados, pero en fin, somos tan contradictorios ya que ahora elegimos a la de mayor carisma.

Uno pregunta en Perú, si está conforme con su presidente y lo que escucha no es nada agradable, y es que cada persona que llega al poder, creo que hace meritos por no generar simpatías por su hacer. En Bolivia por el contrario, pese a la patada de Evo, pese a su Ley mordaza, la gente lo aprecia; claro siempre hay sectores que no están conformes, eso sin duda, pero viaje a varias provincias: Cochabamba, Sucre, La Paz etc. y en todas, las personas hablaban bien de su presidente, de la Renta dignidad (la que se da a los mayores de 60 años), del Bono Juanito Pinto (bono anual que se reparte a los niños) y de otras leyes similares que no imagino en mi país ya que incluso hace chilla por la devolución del FONAVI.

En resumen vi gente orgullosa de su cambio de nombre, ahora se llama Estado Plurinacional de Bolivia y todos se sienten identificados en ese nombre, ahí donde el campesino no es un pobre hombre que espera las estaciones del año para sembrar, cosechar y sufrir. En Bolivia, un campesino, es un hacendado, un hombre de dinero, que maneja buenos carros y tiene varias mujeres. Obvio que hay excepciones, pero esa es la percepción que proyecta un campesino boliviano. Que diferente de la imagen del campesino o del peruano, en donde incluso en el Himno nacional es quien “largo tiempo el peruano oprimido la ominosa cadena arrastró”.

Tenemos mucho que aprender de Bolivia, en el pasado fuimos hermanos, pero en algún momento esa separación nos afecto y aunque crezcamos macroeconómicamente según el informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), pues nos falta crecer en autoestima, base de una grandeza que hasta ahora no alcanzamos.

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