Magaly
Vera
Nos guste o no Dina es la presidente porque así lo indica el orden de sucesión al dejar el cargo Pedro Castillo. No podemos indicar que su antecesor fue elegido legítimamente y ella no, por más que tenga las manos manchadas de sangre por querer aferrarse a su nueva investidura hasta el 2026.
Si los congresistas pensaron que poner a Dina aplacaría la ira de la población peruana, se equivocaron. Las asonadas que surgieron en diversas partes de nuestro país, fue una respuesta contundente.
Pese a eso,
la nueva presidenta, siguió cometiendo errores como:
Salir en varios noticieros simultáneamente pidiendo paz y diálogo, pero al mismo tiempo decretar estado de emergencia con toque de queda, y obvio con participación del ejército y la PNP. Es decir: a más protestas, más amedrentamiento.
Ni que
decir de los nuevos nombramientos:
Pone como
jefe de la Dirección Nacional de Inteligencia (DINI) a Juan Carlos Liendo, un
personaje que, según sus declaraciones pasadas, solo ve terrorismo por doquier.
Si se produce otros levantamientos, nuevamente las matanzas serán justificadas.
Un tema que está pasando por alto es que
la mayoría de los fallecidos han sido por heridas de bala y provincianos. El 14
de noviembre del 2020 vastó sólo dos muertes para que Merino sea sacado de
palacio. Ahora superan la veintena. Ese es el motivo por el que las
bravuconadas de gobierno no impiden que la gente siga protestando. Los noticieros
sólo muestran los estragos de las marchas realizadas con vandalismo, pero no
las pacificas que siguen apareciendo espontáneamente en todo el Perú. No
olvidemos que fue así como se inició la guerra interna de los 70. Esas son
heridas que aún no cierran y que fue por no atender las demandas de aquel
entonces. Felizmente ante estos nefastos antecedentes, la Coordinadora internacional
de derechos humanos ya hizo un pronunciamiento al respecto, indicando que la
obligación del Estado es garantizar nuestros derechos, no quitarlas.
Otro desatino es nombrar como ministro de educación a Oscar Manuel Becerra, del cual Marco Sifuentes nos recordó su nefasto pasado por el gobierno con compras sobrevaloradas, con total apoyo a los retrógrados “No te metas con mis hijos”. Y como cereza del pastel acaban de desaparecer a la SUNEDU. Esperemos que eso no sea parte del compromiso del supuesto apoyo a Dina por parte de los congresistas. Muchos de ellos comprometidos con diversas universidades no licenciadas. Sospechoso verdad.
Lamentablemente este nuevo gobierno cuenta con el “apoyo” de toda la derecha del gobierno y de las fuerzas del orden. A ello se adiciona que las izquierdas no logren consensuar y presenten algo orgánico. Bien dicen: divide y vencerás. A estas alturas, cada fracción por su lado y como todos ahora tienen la posibilidad de ser el nuevo presidente, imagino que esos egos harán que se dividan más. Esperemos que la cordura la recuperen pronto.
Y ¿qué piden en las protestas?:
Solo un pequeño grupo la liberación de
Castillo y hasta que lo repongan en el cargo. Esta última si es una burda burla
ya que intentan ponerlo como héroe. Cuando lo que estamos pasando es producto
de las constantes torpezas que cometió al no dejarse asesorar por
profesionales, sino por sus parientes o chotanos sin mucha preparación
política. He ahí los resultados: incompetencias hasta en la posible
organización criminal que lideraría y de la que formaría parte su esposa. Solo
algunos presidentes como el de México y Colombia aún sigue confiando en las palabras de
este maestro que nos engañó a todos con esa aurea de profesor, provinciano,
rondero etc. Lo digo porque fui una de las incautas que votó por él. Pero
frente a Keiko; definitivamente, era el mal menor.
La gran demanda del pueblo peruano es elecciones adelantadas 2023 con reformas justas. Con un periodo prudente que permita que los
partidos se reconstituyan, hagan sus elecciones internas etc. Para que no
volvamos a elegir entre esos reciclados que han estado entrampados ahí solo
sembrando zozobra. Luego de ello, un referéndum que nos permita elegir si
deseamos o no cambiar la constitución vigente.
A estas alturas esperemos que haya notado que sus bravatas no paralizarán las revueltas. Además hay muchas formas de protestar y la creatividad de los peruanos da para mucho. Por lo pronto ya la rebautizaron como Dina Balearte y hasta en Chile cuando fueron impedidos de salir de sus casas, nacieron los famosos cacerolazos. Aquí ya empezaron las romerías y lavado de banderas. Tampoco se descartan las protestas callejeras y quizás con más fuerza si siguen muriendo hermanos. Y no es por vandalismo per se, es la impotencia y frustración de un pueblo sometido a injusticias.
He aquí una
muestra de la gente que lucha pacíficamente: la de los grupos culturales, el
sector más castigado de la pandemia:
La de la
Red cultural de San Juan de Lurigancho, el distrito más populoso del Perú
De los
grupos culturales de cultura viva comunitaria peruana
Cuya única arma
es la fe en que estas protestas lleguen a oídos de Dina Baluarte. Si pide
diálogo, no es suficiente decir que abrirá las puertas de palacio para ello. Tiene todo un equipo y la logística necesaria para ir a tocarlas tambien.
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