Magaly Vera
De
Eduardo Mendoza de Echave (Lima, 1975) hemos sido testigos de su crecimiento
cinematográfico: con un “Mañana te cuento”(2005) donde nos entrega una comedia de
iniciación sexual al estilo americano, que
si bien suscito gran asistencia, fue por el exceso de carne expuesta en
actrices/modelos que en ese momento generaban morbo: Melania Urbina ya había
filmado “Django”(2002) y Angie Jibaja siempre concita interés por ser mediática;
seguida de un “Mañana te cuento 2” (2008) que al parecer quiso emular el éxito
anterior pero la trama no ayudó mucho porque uno encuentra a los mismos
actores, pero ya en otra edad y con otras metas en su vida; a dramas fallidas
como “Bolero de noche”(2011) donde pese a tener extraordinarios actores como
Giovanni Ciccia y Leonardo Torres Vidal, no logra empatía con el público por
ser extremadamente lenta y mostrar un tema bastante desgastado: hacer pacto con
el diablo para conseguir éxito y salir de una vida apática. De ahí nos regaló
“El evangelio de la carne” (2013), considerada como una de las mejores
películas peruanas que se ha visto hasta el momento, debido a que combina
magistralmente drama y acción en tres historias corales, todas ligadas
únicamente por la fe en un milagro: la de Gamarra, un policía que intenta
salvar a la mujer que ama de la inevitable muerte a la que lleva un cáncer; la
de Félix, un chofer de bus que intenta redimirse tras matar a varios cuando
manejaba ebrio, dejándoles dinero ilícito a sus adeudos e intentar vanamente
ingresar a la hermandad del Señor de los Milagros; y la de Narciso, un líder de
la trinchera crema que espera salvar a su hermano menor de la cárcel . Logrando
la intersección de las mismas en momentos claves que no interfieren una con
otra, más bien retroalimentan la información que nos va dando de a pocos con
los flash back de seis meses antes de. De las tomas que muestran, no necesitan
ni ser relatadas, estupendo primer plano del tatuaje del Señor de los Milagros
en todo el dorso de Félix o la de Gamarra cargando a su esposa en plena
procesión. Con un final abierto preciso.
Esta
película, no podía ser inferior.
La historia
La
historia gira en torno a la captura del cabecilla del PCP-Sendero Luminoso,
Abimael Guzmán. Personaje que por varios años había logrado escabullírsele a la
policía. Pero es la pericia, constancia y paciencia del Grupo especial de
Inteligencia (GEIN), un grupo al que el Perú desconocía debido a que solo se
nos mantenía informado por una prensa comprada, que nos daba información
“clasificada”, mostrándonos otro panorama y otro líder en esa captura.
Esta
película redime a este equipo, al que debemos el retorno de nuestra paz ya que
cerraron un siglo de terror.
Es
en esa captura que se entrelazan historias paralelas, la de Gabriela Coronado
(Nidia Bermejo) y la de Carlos Zambrano (Pietro Sibille), cada uno de ellos con
cargas familiares que deben de solucionar y que los hacen flanco fácil del
Servicio de inteligencia (SIN), de los terroristas y que genera sospechas hasta
de su mismo equipo de trabajo.
Puesta en escena
La
película está ambientada en la Lima de los 90, cuando gobernaba Alberto
Fujimori y era común denominador: las
bombas, los apagones, los coches bomba, los toques de queda etc. Es cuando ese
líder está convencido que su guerra es exitosa y se traslada de la sierra a la
capital. Mendoza centra la historia en ese lapso de tiempo pero sobretodo en el
trabajo de inteligencia de este grupo que sigue las pistas que va dejando a su
paso Abimael. Infaltable la presentación del video “Zorba el Griego” donde
Abimael muestra su rostro por primera vez avejentado por el ineludible tiempo,
y el diagrama de flujo en las paredes plagadas con fotos de los
sospechosos que permiten conseguir el
hilo conductor que los guía a la caza de su presa. Siendo uno de ellos la del
Director del Instituto pre universitario César Vallejo.
No
se nos dice pero deja en claro a los niveles a los que llega un dictador solo
para mostrar su poderío. Y no es porque
Mendoza nos ofrezca una película antifujimorista, sino porque muestra la escasez
de logística: caso de los walkie-talkie y apenas dos autos que comparten
también con el SIN, el otro grupo que
pese a contar con mayor presupuesto, no lograba más que expandir el terror por
el sistema operativo que utilizaba que en nada se diferenciaba de los de
sendero. Ver la sala de tortura y a Gabriela colgada, nos ratifica ese
accionar.
No
era necesario decir que era un grupo marginal para el gobierno, hasta un
estorbo. Lo que se desprende de las constantes amenazas de cerrar ese equipo
por no tener resultados inmediatos. Eso explica también porque fue un grupo que
trabajaba subrepticiamente, a espaldas del SIN y del gobierno ya que apenas
lograban una captura importante, este era exhibido como trofeo que lamentablemente
delataba las pistas seguidas, y por ende entorpecían su avance al volver todo
su trabajo a fojas cero. Las tomas en tonos grisáceos y hasta el edificio donde
labora este grupo con pasadizos largos evocando los lugares kafkianos recrean
la burocracia que imperaba. No necesitó ser redundante en explicarlo, esas
imágenes hablaban solas: elongaciones de un periodo nefasto. Tampoco necesitó
hacer tomas de huidas al estilo americano, ya que primo el trabajo de
inteligencia del comisario Bernales y la pericia de su equipo para
transformarse en vecinos, pareja de enamorados, basureros etc. Un
extraordinario Toño Vega. Para los que somos peruanos sabemos que es el papel
que en vida desempeño Benedicto Jiménez, ahora preso pero que nadie le quita el
extraordinario papel que jugó en esa captura.
La
película no pretende ser copia fiel a la realidad ya que caería en testimonio,
pero recrea ese periodo y nos lo muestra a través de sus personajes y sus
luchas internas: Vemos un Zambrano tratando de ganarse el afecto de su hijo y
la de Gabriela, enfrentada entre sí, entre hacer lo correcto y apresar a su
hermano terrorista, o ayudarlo a huir de su inexcusable fin. Solo al final
veremos cuál es su decisión. Supongo que estamos tan acostumbrados ver a héroes
tipo Marvel, que estos héroes no encajan en ese estereotipo por ser simples
humanos.
La
historia de amor que nació en este escenario, la del agente Gaviota y Ardilla, es tomado solo en parte, pero deja
al espectador la duda de saber que paso después de. Así que no es casual cuando
ambos personajes dejar fluir sus frustraciones a través de una escena de sexo.
Deja abierta esa historia que nace sublimemente. Hasta en la dosificación de
mostrar ese amor fue calculado.
No
ahonda mucho en la psicología de Abimael, pero si lo pinta como un ser
endiosado, del que nada se sabe, ni su rostro, pero sí de su capacidad de
camuflaje y de liderazgo indiscutible que al verse descubierto, se debilita y
al caer este Dios, el resto cae por efecto dominó.
Las
críticas han sido duras con Mendoza: que si no muestra la realidad, que si no
es creativo etc. Olvidan que es una película, en donde hasta los perros podían
hablar si al director le daba la gana, pero obviamente si formaban parte de un
mundo creíble. Y considero que sí logro recrear una Lima decaída, apática, pero
con derecho a un happy end que el Perú necesitaba en ese momento.
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