Magaly Vera
Hace poco fuimos testigos de cómo un lugar que se suponía ultra, extra,
súper seguro se incendió dejando como saldo: cuatro muertos. Lo que evidenció, que algo falla.
El primer culpable es la empresa misma por no cumplir con el reglamento
que solicita Defensa Civil. Pero me refiero a lo que realmente uno debe de
cumplir al margen de lo que solicite INDECI, desde el cableado entubado, los
extintores en lugares visibles y accesibles, los pasillos despejados para evacuación en casos de siniestro, el detector
de humo operativo, la capacidad no rebasada, los planos de evacuación y rutas
de acceso, los protocolos etc. No, no
solo se trata de que todo esté en orden para la foto del inspector, que solo se
limita a darle una mirada. No, me refiero a que realmente se haya realizado los
simulacros respectivos para tranquilidad de uno mismo.
El segundo culpable es INDECI, ya que una vez cumplidos los requisitos,
este hace una visita de médico y deja un informe con los pendientes. Se cumple
lo solicitado, se toma uno mismo la foto (según varios usuarios de San Juan de
Lurigancho) y se deja constancia de “haber
cumplido” en mesa de partes de la Municipalidad. Y listo, se espera la
Resolución que es indeterminada. Es decir, ya jamás te tomarás la molestia de
hacer todo el trámite otra vez, menos en cumplirlo.
Supuestamente la Resolución te libra de multas para cuando hacen una
inspección, pero no de responsabilidad cuando realmente ocurra un accidente
como el de Larcomar. Ni qué decir de las visitas de los ingenieros, que se supone son para constatar que la empresa cumple lo que dicen sus
papeles, pero ¡Oh sorpresa!, no siempre es así. Ya que todas, todas las
empresas deben de tener pozo a tierra. Pero solo es cuestión de visitar
cualquier restaurante de la Av. Próceres (salvo excepciones dignas de
felicitar) o aledañas para percatarse que efectivamente tiene un sticker pegado
al piso indicando que tienen pozo a tierra, pero ¡solo tiene el sticker!, no el
pozo. Y eso solo es la parte visible, ni que decir de cómo este la cocina (con
cables por doquier) o los protocolos. Lo mismo ocurre con las discotecas y demás
empresas que he visitado. Sin ser ingeniero, uno se percata que empresas
cumplen las mínimas formalidades para operar. Ya se imaginaran como operan las
empresas constructoras; muchas de ellas obvian los protocolos incluso de
seguridad (sus trabajadores no cumplen ni con ponerse el casco menos con otras
indumentarias obligatorias) y hasta minimizan sus costos operativos colocando
productos prohibidos en ciertas zonas. Por ejemplo: sabían que es el ladrillo king
kong 18 huecos el reglamentario y no el pandereta, exceptuando ciertas zonas.
Ni los mismos dueños de predios, lo cumplen.
Lo mismo que ocurre en Odebrecht ocurre en pequeño, las coimas para
hacerse de la vista gorda, de seguro también ocurre aquí, solo que falta
probarlo.
Es decir hay una cadena de responsables, pero al final todos le echan
la culpa a la Municipalidad; cuando la responsabilidad recae también en uno
como usuario. No olviden que hay un libro de reclamaciones para poner ahí una
observación de la que penden muchas vidas futuras. No esperemos que ocurra aquí
otra tragedia como la de Utopía o de Larcomar, para tomar conciencia de la
importancia de trabajar en un lugar seguro.
No en vano el lema dice:
¡Defensa Civil somos todos!
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