Magaly Vera
Primero debemos definir que es la oración. No
pretendo ni pretenderé dar un concepto exacto debido a que cada religión,
maneja un concepto particular. Por eso sólo voy a limitarme a cuatro conceptos
ya existentes que me parecen interesantes:
1.
La de los
Testigos de Jehová:
“ LA ORACIÓN NOS ACERCA A DIOS.
Aunque la Biblia dice que
Jehová “lo sabe todo, también explica que no le basta con tener información
general de sus siervos (Salmos 139:6; Romanos 11:33). Su memoria infinita no es
como la de una computadora, que se limita a almacenar datos. No, él se interesa
sinceramente hasta en nuestros pensamientos más íntimos, pues desea tener una
amistad estrecha con nosotros (Salmos 139:23-24); Santiago 4:6). Por eso es que
Jesús nos anima a orar aunque Jehová conoce bien nuestras necesidades (Mateo
6:6-8). Mientras más nos acostumbremos a hablar con el Creador de lo que
pensamos, más cerca será nuestra amistad con él.
Puede que a veces no sepamos exactamente
que pedirle a Dios. O quizás no podamos expresar nuestros sentimientos. De
todos modos, él puede verlos y usar el conocimiento perfecto que tiene de la
situación para atender las necesidades que tenemos (Romanos 8:26-27; Efesios
3:20). Entonces, cuando nos damos cuenta de que Dios ha intervenido en nuestra
vida, a veces de forma sutil, nos sentimos más cerca de él. “
En revista: “La Atalaya” del 1 de Abril 2014. Watchtower Bible and Tract Society
of New York, Colombia. Página 5.
2. De la iglesia Católica:
“La oración es
la elevación del alma a Dios o la petición a Dios de bienes convenientes” (San
Juan Damasceno, f.o.3)¿Desde dónde hablamos cuando oramos?¡Desde la altura de
nuestro orgullo y de nuestra propia voluntad, o desde “lo más profundo” (Salmos
130:14) de un corazón humilde y contrito? El que se humilla es ensalzado (Cf.
Luc 18:26). La humildad es la base de la oración. “Nosotros no sabemos pedir
como conviene” (Rom 8:26). La humildad es una disposición necesaria para
recibir gratuitamente el don de la oración: el hombre es mendigo de Dios (Cf.
San Agustín, serm 56,6,9).”
3. La de los cristianos evangélicos:
“La
oración en la visión:
La oración en Mateo 9:37-38 nos explica que
Jesús al ver las multitudes tuvo compasión de ellas.Con ellas aprendemos que:
· La oración nos hace hombre y mujeres sensibles.
· La oración nos lleva a tener compasión por la gente
· La oración nos encamino a buscar a los perdidos.”
Asimismo menciona que la oración hace que el Espíritu Santo se
manifieste, que es fuente generadora de poder, que renueva la misión y visión y
que concede bendición a los ministerios.
En: “Visión
Celular 4x5. Un modelo transformador”. Idea impresa. Lima, Perú (página
32-37)
4. En wikipedia, la enciclopedia de los
cibernautas:
“La oración es el
esfuerzo de comunicarse con Dios, un santo o un difunto, ya sea para ofrecer pleitesía, hacer
una petición o simplemente expresar los pensamientos y las emociones
personales.
·
Una
simple devoción o práctica piadosa (que el orante puede hacer
privada o públicamente, individual o colectivamente, en una circunstancia
especial o no).
Es decir que la oración puede ser un acto
público o privado en el que uno humildemente empieza confesarse y muchas veces,
a implorar perdón o pedir lo que en ese momento le hace falta. Esto último lo
digo porque por lo general nos acordamos de Dios, mayormente en los momentos de
más angustia, cuando tenemos que afrontar problemas de salud, problemas
financieros, pérdida de un amor o de un familiar querido. Pero también es para
cuestionar y reclamar. Como lo oyen. Si revisamos la Biblia, hay muchos pasajes
en donde hasta los profetas, han cuestionado su decisión.
Veamos:
Jeremías 12:1-2:
“Tú, Señor, eres justo y no
puedo disputar contigo. Sin embargo, defenderé mi caso ante ti. ¿Por qué
prosperan los impíos en todo lo que hacen, y les va bien a todos los que son
desleales? Tú los plantas, y ellos echan raíces; crecen y dan fruto. Te tienen
en la punta de la lengua, pero te
mantienen lejos de su corazón “1
Nunca debemos olvidar el contexto de Jeremías.
Él fue uno de los 12 profetas de Dios en el antiguo Testamento. Fue quien
pronosticó la caída de Jerusalén a manos de Nabucodonosor. Recomendó que
abandonaran el lugar, pero nadie le hizo caso. Jerusalén fue sitiada y los
pobladores se quedaron privados de todo. Se imagina que muchos tuvieron que
degollar a sus propios hijos para poder seguir viviendo. Todas esas bajezas
humanas las vio Jeremías, pero además por su fe, fue hundido en un pozo lleno
de fango y otras veces estuvo con garrote. Pese a todo eso, no dudo de su fe.
Se limitó a preguntarle como a otros les iba bien y a él, que se dedicó a
predicar, a honrar los mandamientos, le iba tan mal. ¿Acaso no es normal que un
ser humano en tales condiciones, cuestione ese status quo? Claro que sí.
Job, es otro caso emblemático. Lo tuvo todo y
todo lo perdió. Al verse envuelto en esa penosa enfermedad en donde su cuerpo
emanaba fétidos olores, perdió a sus supuestos amigos. Pero además perdió la
fama de la que gozaba, su ganado, su familia. Hasta renegó de haber nacido. Una
frase suya ante tanto dolor llamó mi atención:
Job 3:1-26:
“Después de eso, Job habló y
maldijo el día de su nacimiento. Y dijo:”Que perezca el día en que me
concibieron, y la noche en que dijeron: “¡ya nació un varón!”. Que se oscurezca
ese día, y que Dios en lo alto no lo tome en cuenta. Que ese día el sol deje de
brillar, y las tinieblas de muerte lo oscurezcan. Que lo envuelva un manto de
oscuridad y lo deje como un día horrible y bochornoso. Que sea esa noche toda
oscuridad; que nadie la cuente entre los días
del año. ¡Que no sea incluida en ninguno de los meses! (…)
“Para que vivir en un camino
incierto, donde Dios te cierra el paso? ¡Mi pan lo ingiero entre suspiros, y
entre lágrimas que corren como el agua! Me ha sobrevenido un temor espantoso;
lo que más temía, me ha sucedido. No encuentro paz ni reposo; vivo intranquilo
y en constante turbación.”
Tiempo
de oración
A Jesús lo encontramos en el Nuevo Testamento,
pero es el mesías que anuncia todo el antiguo Testamento. Y él en ningún
momento indica el tiempo ni el lugar de rezo.
Lo que sí se puede apreciar, es todo el tiempo que dedica a la oración. Es decir a comunicarse
con su padre. No dice una hora, media hora, quince minutos. No. Y es que no
solo es cuestión de cantidad, sino también de calidad y de fe.
Nehemías por ejemplo solo se valió una oración
pequeña corta, pero dada con fe y pasión. Veamos Nehemías 2:4
“El rey me preguntó entonces:
“¿Y qué es lo que pides?”. Yo oré al Dios de los cielos“.
Ana en cambio rezó toda su vida pidiendo un
hijo y a cambio este lo entregaría a
servirlo toda su vida.
1 Samuel
1:10-12:
“Entonces ella oró y lloró al
Señor con mucha amargura, y le hizo un voto. Le dijo: “Señor de los ejércitos,
si te digna mirar la aflicción de esta sierva tuya, y te acuerdas de mí y me
das un hijo varón, yo te lo dedicaré, Señor, para toda su vida. Yo te prometí
que jamás la navaja rozará su cabeza.”
Elías, otro profeta, oró insistentemente a
Dios:
Santiago 5:17
"Elías era un hombre con limitaciones semejantes
a las nuestras. Pero oró con fervor para que no lloviera, y durante tres años y
seis meses no llovió sobre la tierra."
En Santiago 4:8
“Acérquense
a Dios, y él se acercará a Ustedes. ¡Límpiense las manos, pecadores! Y ustedes,
los pusilánimes, ¡purifiquen su corazón!”
Nos indica que la oración debe de ser recíproca.
Pedir, pero también dar. Esa es la ley que hace maravillas entre los seres
humanos.
Hoy en día nuestro entorno obviamente que ha
cambiado considerablemente a la de los personajes de la Biblia. Hay mucha
tecnología, mucha información on line. Sin embargo los problemas que hoy en día
afrontamos, siguen siendo los mismos, por ser universales. Por eso seguimos
rezando por salud, por la familia, por los estudios, por el trabajo y por el
amor en general.
Para los ateos, el rezo no es hablar con Dios,
sino con uno mismo. Pero igual, es un acto de meditación y reflexión.
Ha pensado que tan poderosa es que en un
determinado momento, todos estén rezando -sea cual fuese su religión-, un mismo
deseo. Solo vasta cerrar los ojos, y oirá algo así como una voz interna le
habla a uno. Para unos es Dios, para otros la conciencia. Y hasta causa gracia
imaginar un angelito al lado diestro y un diablillo al otro lado. Ambos dando
consejos sobre la decisión que debemos de tomar. Nunca olvidemos que somos
seres inteligentes para tomar una decisión correcta, solo que débiles a muchas
tentaciones y son esas debilidades las que nos hace cometer errores.
En cualquier caso, rezar es un arma poderosa
contra la intolerancia y las decisiones tomadas sin medir las consecuencias,
decisiones dadas al fragor de una ira, enojo u orgullo. ¿Cuántas guerras nos
hubiéramos evitado si los gobernantes de turno, meditasen los pros y contras de
una decisión trascendental en la historia humana? Rezar no es solo un acto de
contrición, de ponerse de rodillas y poner las manos juntas. Es más que eso. Es
un acto de meditación y de fe.
No pretendo que crean mi punto de vista. Es más
si uno desea saber cómo rezar, va a encontrar millones de tips en google. Pero
no busque más. Haga la prueba, dese un tiempito e inténtelo si nunca lo ha
realizado. La postura adoptada, es lo de menos: de pie, sentado, con los brazos
extendidos o manos juntas etc.
Simplemente: Rece. Primero agradezca por todo lo que Dios le ha dado y
si no cree que él se lo dio, por todo lo que tiene. Luego, haga su listado de
petitorio. Que no sea extenso. Sugiero solo las metas a corto plazo. Pero no se
limite a pedir, sino también a actuar; en ser consecuente con lo que solicita.
Es decir petición respaldada con acciones concretas. A poner de su parte. No se va a arrepentir.
Tanto es el poder de la oración que hasta hay
una página web en la que muchas personas, de diferentes creencias rezan
conectadas unas a las otras por el link MayFeeling. No me cree, dele un vistazo
que ya tiene millones de visitas en Youtube.
Ver link: http://www.mayfeelings.com/
El meditar señores, es tomar conciencia de lo
que se debe de hacer.
1.
Versión de La Biblia Reina Valera Contemporánea.
Sociedades Bíblicas Unidas, Estados Unidos de Norteamérica, 2011.
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