El Chivillo de los Andes
Magaly Vera
Entiendo que el futbol sea un deporte que
despierte pasiones, chauvinismo, que enerve los ánimos y etc. etc. Pero nada
justifica los insultos racistas que mis paisanos lanzaron contra el futbolista
brasileño Paulo César Fonseca do Nasacimiento, conocido como “Tinga”.
Lo que
más me sorprende es que fue en Huancayo donde Ramón Castilla firmó el Decreto
de la abolición de la esclavitud de los afros (05 de julio de 1854), documento
que hasta ahora es fuente de investigación por diversas disciplinas: como texto
literario, como discurso político, como posición ideológica, como testimonio de
una época, como símbolo de un partido político, como principio ético de equidad
etc. Pero para mí lo más importante es que fue un gran paso el que se dio en mi
ciudad al reconocer a nuestros pares como seres humanos, con iguales derechos
que el resto. Si hasta nuestra Eva genética es afro (no es broma). Quizás si lo
hubiese sabido Hitler en ese entonces, no habría iniciado esa guerra estúpida que
solo nos hizo retroceder en el tiempo y volvernos salvajes e imbéciles. Es increíble
notar como en pleno S.XX aún hay personas que se creen superiores a otras, solo
por tener un color de piel diferente.
Y me sigue sorprendiendo porque los Wankainos
siempre nos hemos caracterizado por luchar contra la discriminación hacia nuestros
rasgos andinos, tan ridiculizada en programas cómicos. Quien no recuerda la
publicidad de telefónica, cuando salía una domestica hablando con un peculiar
castellano e indicando ser de
ascendencia huancaína. Huancayo inicio una gran campaña para retirar ese spot
publicitario y lo logró. El spot se modificó y al final la dama indicaba ser
del centro. Pero si tanta chilla hicimos para retirar lo que ofendía a nuestra
raza ¿Cómo un grupúsculo de personas innombrables ha logrado mancillar nuestro
actuar? No sólo quedamos mal ante los hinchas, sino ante el mundo entero. Denle
una revisadita a la prensa online: de todas partes se ha levantado una ola de
protesta contra el racismo huancaíno.
Y Huancayo, no solo es de cetrinos, los hay de
todas las sangres como en todo nuestro país. En Chongos Bajo por ejemplo
predominan más descendientes de españoles, y de lo afro, pues tenemos incluso
un “Chivillo de los Andes”, que canta como los dioses nuestras mulizas y
Huaynitos.
No pues, soy huancaína, pero en este caso,
levanto mi voz de protesta por tamaña insensatez y falta de respeto a nuestros
hermanos brasileños. Y si revisan el mapa de nuestro gran imperio incaico,
abarcaba gran parte de Brasil. Es decir, aceptaban otras culturas ¿Qué nos pasó
ahora?
Va a ser gracioso en este contexto, escuchar a
nuestro alcalde Dimas Aliaga, hablar en el congreso sobre las olas migratorias
en Junín.
Como diría Condorito ¡Exijo una explicación!
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