Castillo ¿se va o se queda? (18/08/2022)

 

Caricatura de Carlín Tovar. Del diario La republica 18/08/2022

Magaly Vera

Castillo ganó las elecciones, eso es indiscutible por más testimonios que digan lo contrario, incluido el de Zamir Villanueva. A la fecha no hay pruebas que demuestren lo opuesto. Incluso los supuestos suplantadores salieron a defender su voto desde todos los rincones olvidados del Perú. Justo donde aún conserva su ínfimo porcentaje de aprobación. Así que esa estrategia de sentirse acosado por la prensa, le funciona por ahora en ese segmento.

Los factores que llevaron al poder a Castillo fue toda la carga semántica que cargó consigo: campesino, rondero (el que acaba con la corrupción), religioso, el sombrero, el que no hable bien el castellano etc. Pero ahora es quien no deja de ser titular todos los días, pero no porque lo asedien gratuitamente, sino porque tiene grandes indicios de corrupción: desde sus citas clandestinas en Sarratea, el dinero depositado por sus cuñados unos humildes mototaxistas, el copamiento de puestos claves en el estado o en empresas anexadas en investigaciones por familiares o chotanos, el cantar de su secretario Bruno Pacheco entregado voluntariamente estos últimos días, el dinero encontrado en el baño y que coincide con su declaración entre otros tantos.

Era evidente que no sabía nada de administración pública salvo el de enfrentarse a la prensa con descargos en los que su consigna es que era discriminado por ser como es. Pero sus limitaciones rebasaron las expectativas: no pudo ser capaz de nombrar un buen gabinete y de no ser por préstamos o apoyo de Verónika Mendoza y de otros partidos, estaríamos peor. Lo malo es que no duraron mucho ya que uno a uno fue dejando el cargo cada uno alegando que es una persona que solo confía en su círculo más cercano. Pero ya vemos como están esos colaboradores en la sombra y a la fecha van 4 gabinetes y más de 50 ministros. Perdió piezas valiosas como Avelino Guillen, Mirtha Vásquez, Pedro Francke, Avelino Guillén, Juan Cadillo entre otros, todo por el temor a ser vacado y, por ende, investigado, juzgado y condenado. Así que, si su escudo defensa fue que no sabía gobernar, vaya que resultó buen aprendiz de sus antecesores que hoy purgan condena. A estas alturas, ese speech ya no le sirve.

Ante la pregunta del millón: ¿se irá? Apuesto a que no. No le conviene a nadie que se vaya, incluso a los peruanos tan golpeados por sus constantes torpezas y que hacen que el mercado se contraiga, porque cada inestabilidad jurídica es un salto para atrás en nuestra economía. Además, no hay buenos cuadros que reemplacen en estos momentos al dizque empresas partidos que postulen. Del Congreso que podemos decir, si ya antes se sabía que violaban la ley, pues ahora la violan literalmente: tenemos desde violadores, jefes de mafias que burlonamente dirigen áreas claves en el congreso como la del presupuesto, y perlas similares. Así que todo el show de que son capaces de sacrificarse por la justicia, por un “real cambio”, es puro cuento.

¿Creen que querrán perder sus gollerías, y sobre todo su inmunidad parlamentaria? El caso Inti y Brayan no quedaría impune, el resto continuaría con sus investigaciones y otros simplemente irían directo a la cárcel por tener ya sentencias.

Eso significa que hasta que termine su periodo veremos falsas inmolaciones o rasgaduras de vestimentas. No sorprenderá ver cada fin de semana en los noticieros temas tan irrelevantes como el de las entrevistas a los pasadores de un zapato o como para algunos las cámaras de vigilancia funcionan y para otros no. Y serán caseritos al nuevo estilo de EEG el surgimiento de nuevos paladines de la justicia ya que la prensa supuestamente al estilo KKK: crucificara a unas y perdonara a otros como el caso de Lucianita Ratón.

El único consuelo que nos queda, es que tenemos un presidente tan torpe en todo, que deja demasiadas evidencias que facilitaran la labor de sus predecesores; y que la otra opción que nos quedaba: la de la señora K, hubiera sido peor, porque ella tiene una maestría en administración y aunque no trabaje, sí que debe tener un doctorado en artes de la vida política.