lunes, 14 de mayo de 2018

El éxodo Venezolano (01/11/2017)




Magaly Vera

Viaje a Ecuador por un hermoso trabajo que Dios me ofreció en compañía de mi grupo de aventuras culturales de la Red cultural de San Juan de Lurigancho, y como nos quedó dos días de relajo, hicimos planes para ir a Piura y hacer turismo en algunas playas. No contábamos con que habría una huelga por la importación de arroz que nos hizo varar en la frontera de Perú y Ecuador casi dos días.

Lo que vi fue algo im-pre-sio-nan-te: un éxodo que hasta aquel entonces solo lo había visto en series y películas.

Quede impactada viendo enormes filas de buses repletas de venezolanos que huían de una miserable vida: sin trabajo, con mercados desabastecidos de alimentos básicos, con farmacias y hospitales sin medicamentos, con represión militar si protestan. Y no es como lo pintan los lobistas de Maduro, que los que se van, es porque quieren, porque son vagos, que Venezuela es el paraíso que todos anhelan. No me creen. Vean este video lanzado por programas venezolanos en donde hasta Maduro, niega el éxodo masivo:


O este otro, en donde nos muestran una Venezuela Edén:


Para colmo, uno encuentra en diversos programas venezolanos como insultan a los que dejan su país y hasta los tildan de terroristas.

Ahora, vean el otro rostro de la verdad venezolana, filmada obviamente no por los canales que tienen la venia de Maduro a quien ese pajarillo que siempre le habla, debe de estar troleado o intoxicado.



La inflación en ese país supera los 6000 %. Algo similar a lo que vivimos en la época de Alan García eso explica porque el dinero que perciben como sueldo, apenas les alcance para sobrevivir. Y ese tufillo (por llamarlo de alguna forma) a dictador hace que en nuestro país se haya formado el Grupo de Lima, una entidad formada por 12 países de América, que asumen en su agenda temas referidos a las violaciones de derechos humanos,  temas migratorios entre otros que afectan al bloque y que intentaran “castigar” a Maduro, negándole su participación en la Cumbre de las Américas.

Felizmente también pude apreciar que aun existe la hermandad, la solidaridad porque muchos paisanos míos piuranos, les daban aguas gratis a esos valientes para que al menos puedan bañarse o refrescarse de ese incesante y abrasador sol. Vi también como compartían una gaseosa tres litros más de 20 personas, y la hacían durar tanto como el vino que Jesús saco de solo dos cántaros: el secreto, la tapita que fundía de vaso para que todos pudieran sorber aunque sea unas gotas de agua.

Y me atreví a preguntar a un grupo de amigos “¿a que creen que se deba esa crisis economía y que los llevo a esos extremos tan miserables?”. Uno de ellos ingeniero civil, me respondió que fue debido a la opulencia del petróleo que vivieron y que hizo que muchos se acostumbrasen a vivir subsidiados, y fue tanto el dinero que circulo que hasta los empresarios decidieron cerrar la producción nacional y solo dedicarse a comprar y vender productos extranjeros. Lo malo es que la época de las vacas gordas fue efímera y las de las vacas flacas recién empieza.

Ver venezolanos en cada cuadra ya es común no solo en Lima sino en todas partes. Quien no se ha topado con uno de ellos en las tiendas, galerías, hasta hospitales. Me toco el día de mi operación que una amable venezolana me apoye ya que está prohibido que uno ingrese a una sala de operaciones sola. Mi padre tuvo que hacer una diligencia y demoro tanto que al final, ella fungió de mi pariente y firmo como tal para la venia. Se lo agradecí profundamente ya que fui la ultima en ser operada. Deje todas mis cosas con ella, sin desconfiar. Solo que sus rasgos y tono de voz, la delataban y la doctora a cargo, al notar que era venezolana, me dijo: “puedes dejar tus cosas aquí”. A lo que respondí que era mi pariente. Y claro que si, en el fondo somos hermanas, la misma raza: la humana.

Y no es fácil dejar la casa, los amigos para empezar de cero. Al contrario es difícil a cierta edad emprender la aventura de vivir una nueva vida. Vemos como en un programa de televisión, se les da la oportunidad de mostrar su talento y contar su desgarradora historia. Oímos como estos héroes cotidianos surfean las tragedias día a día, solo para alimentarse y con el excedente, enviar a sus familias que quedaron en Venezuela. Y son en su mayoría profesionales que para sobrevivir, hacen de todo: vende gaseosas, chocolates, bombitas, lo que puedan y muchos con creatividad no solo te regalan una sonrisa, sino que cantan, bailan. Ya es usual encontrarse en cada semáforo, no solo a nuestros paisanos del interior, sino a venezolanos con los que comparten escenario. Obviamente esto genera incomodidad en algunos comerciantes callejeros que sientes que les quitan su espacio, pero solo es competencia. No olvidemos que de Perú según cifras lanzadas por el INEI 2017 (fuente: https://www.inei.gob.pe/prensa/noticias/mas-de-2-millones-700-mil-peruanos-emigraron-al-extranjero-8775/ ) mas de 2´885,787 peruanos están diseminados en otros países, y debemos desearles que los traten con el mismo respeto que nosotros a ellos.

Este vídeo nos muestra lo que vive un profesional joven en otro país, pero un ser humano más consciente:



No tengo ninguna objeción con que nos invadan, ya que aprendemos de ellos y quién sabe, quizás si elegimos un personaje sin experiencia laboral de presidente, nos toque un futuro tan desolador como el que ellos pasan y el éxodo nos toque a nosotros. Todo en esta vida da vueltas. Estamos en la ruleta de la vida y nadie, se va sin su vuelto.