viernes, 7 de octubre de 2016

Sobre Hillary Clinton y Donald Trump (30/09/2016)



Magaly Vera

Sorprende a muchos que Donal Trump el díscolo (así fue bautizado por muchos medios periodísticos), el sexista, histrión, intolerante, irreverente etc., haya llegado a la final para el puesto de presidente. Eso no me sorprende ya que las elecciones de los electores siempre causan estupor y hasta escalofríos. Sin ir muy lejos aquí en nuestro país se eligió como presidente al mismo que en un pasado no tan lejano nos había dejado con una inflación galopante, con un país aislado económicamente del mundo, pero pese a esos antecedentes (incluida ofensas a nuestra idiosincrasia, insultos y patadas etc.) las encuestas lo daban como uno de los hombres con mayores opciones para ocupar nuevamente el sillón presidencial por tercera vez ¡can you believe it!; y hasta fue elegido el hombre más influyente en nuestro país según la revista Poder.

La elección de Obama tampoco me sorprendió ya que si bien la etnografía mostrada por el censo americano del 2010 mostraba a la raza afro con apenas un escaso porcentaje, aunados a la masa de inmigrantes, el descontento que dejó la guerra de Irak, los efectos de la burbuja inmobiliaria etc. Obviamente que iban a ejercer su derecho a la protesta en las urnas. Y qué mejor que darle en la madre a la gran masa anglosajona que hasta entonces había gobernado, con un candidato apocalíptico. Lo digo en broma ya que según las predicciones: un negro sería el último presidente de la historia americana antes de que se divida y de inicio a la gran tribulación bíblica.

Lo que si causa asombro es que esta vez sea una mujer  la que quede finalista y que sea Hillary Clinton, conocida por ser la ex primera dama, por su vasta experiencia política, pero sobretodo por la felonía de su esposo. Pero pese a eso, la distancia que la separa de Trump, es efímera. Es que los americanos no le perdonan que gracias a su apoyo siendo senadora el 2003, Bush haya aprobado la invasión a Irak. Michael Moore en el documental “Fahrenheit 9/11”

  



evidenció que la supuesta guerra justa y santa, era absurda; que dejó cuantiosas pérdidas al erario americano y muchísimas muertes vanas (más de 151 000). Pese a que hizo mea culpa por ese "error" y que tenga una conducta sexual conservadora y que por el contrario Trump cometa excesos de los que constantemente se jacta, a él no le increpen sus infidelidades o la forma como trata a sus mujeres. Ni la sobre exposición de su léxico o sus desatinados comentarios han dejado de ser portada por sobre la experticia de Hillary. Y es que aquí como en Hollywood, el morbo vende. 

Eso nos deja una gran incógnita ¿Qué hace a Trump tan atractivo a la masa norteamericana electoral? No olvidemos que Norteamérica pese a todas sus bajas, sigue siendo el país de las oportunidades y del sueño americano, y aunque a muchos les disguste, Trump representa esa imagen: empresario exitoso, rodeado a mujeres hermosas (nadie olvida como se enfrentó a Hugh Hefner) y exhibicionista (siempre alardea de su mujer y de su opulencia), y su Trump Word Tower confirma ese alarde del que hace gala.

De nada sirve que inmigrantes exitosos como Salma Hayek, Antonio Banderas, Alejandro Gonzales Iñarritu entre otros, le restrieguen en su cara que no representan los adjetivos con los que los ha calificado todo este tiempo. Menos que Obama se burle públicamente de él por sus excesos.




Curiosamente a mayores insultos, más se fortalece ya que los que intentan descalificarlos, utilizan la misma arma que él: la humillación. Así que no son mejores que él al intentar esa estrategia. Por el contrario, Obama a mi parecer usa lo más vil para atraer votos a su partido: su poder (es presidente). No digo discursivo ya que solo hace metáforas burdas como el rodeo de Trump por los más altos representantes del orbe: Misses, entre otros sarcasmos. Creo que el discurso de Michelle (al menos el primero) fue más elegante ya que ni lo mencionó pero hizo referencias a lo que ella visiona como grandeza de un país. Lo malo es que en sus siguientes discursos, cayó en más de lo mismo.


No se trata de quien denigra más, se trata de mostrar propuestas. Pero valgan verdades, es el show lo que más llama la atención más que las propuestas.
En el primer debate, tampoco le sirvió de mucho a Hillary ganar por knock out a Trump, menos que le recuerde como vejó el honor de  Alicia Machado, una miss que logró coronarse como la mujer más hermosa del universo, pero que … engordó. Luego de eso (quizás por su juventud e inexperiencia) continuó exponiendo sus debilidades en el reality más visto con sexo explícito. Lo que causa extrañeza es como un país en el que el sexo es pan de cada día y donde las infidelidades se esparcen como azúcar en polvo, es que empiezan a medir la inteligencia y capacidad de mando, solo por lo que pasa en sus entrepiernas o labios. De pronto se me vino a la  memoria el millón de dólares que ofreció a Larry Flynt por información de cualquier escándalo sexual que incluya a algún legislador republicano. El resultado: dobles vidas expuestas en escaparates. Nadie puede tirar la primera piedra, pero como gusta crucificar al que comete un pequeño desliz.
Así que no interesa que Hillary haya sido la gran vencedora en ese debate ya que la gran mayoría ya decidió por quién votar. Si así empezó, no dudo que la sangre derramada en Kill Bill rebase a la del segundo debate. Los golpes bajos no se harán esperar. Lo que Keiko y PPK será apenas un esbozo.


Tampoco me sorprende que la gente esté más atenta a las predicciones del Brujo mayor que a los politólogos. Bien decía Steven Levitsky  que en Perú, era más leído y más tomado en cuenta que en su país. 


Me quedo con esta pregunta: ¿qué es más descabellado: votar por un showman exitoso, o por una mujer que dejo a dos países devastados?


1 comentario:

  1. Soy peruana. Así que saquen sus conclusiones del presidente al que hago alusión.

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