martes, 11 de octubre de 2016

Comentario al segundo debate de Hillary Clinton y Donald Trump (11/10/2016)




Magaly Vera

Por cómo empezó el primer debate era de esperarse que este segundo debate estuviese plagado de golpes bajos. Es decir con prioridad a las intimidades que a las propuestas.
Ese inicio sin el saludo habitual de los besos o abrazos, fue un lenguaje subliminal de cómo le dolió en el ego a Trump, el que una mujer lo haya agarrado por… el sitio que él suele cogerlas.

Escuche detenidamente las preguntas de los panelistas y definitivamente eran más incisivos con Trump que con Hillary, así que su reclamo fue justo. Si a él le preguntaron repetidas veces si dijo lo que dijo y si lo hizo, a ella no le repreguntaron lo de los e-mails borrados. Aparentemente uno es menos nocivo que lo otro, pero si a Trump le increpan que no muestra su Declaración de impuestas suponiendo que tiene algo que esconder o deudas que lo comprometan con tal o cual empresa, nada dicen de a quién o a quienes supuestamente favorecían esos correos. De no ser tan comprometedores ¿por qué los borró?


Referente al tema de salud: el Obamacare no cubre todas las necesidades, lo que quedo más que evidenciado en el documental “Sicko” de Michael Moore. Hillary opina lo contrario ya que pretende expandir el alcance de su cobertura.



Estados unidos será un país del primer mundo, pero no ha sabido invertir en tecnología (no me refiero solo a los softwares) sino a los trenes transcontinentales. ¿Saben cuántas carreteras de ese nivel tienen? Ninguna a diferencia de China que está proponiendo invertir en  la nueva ruta de seda a nivel mundial. Quizás por eso sea el nuevo blanco armamentista y esté aparentemente siendo rodeado.
Referente al tema de empleabilidad: Trump asevera que impedirá que las empresas migren a otros países por el tema de sobrecostos. Dudo mucho que lo consiga, pero vaya que suena mágica tal pretensión. Ese es el slogan con el que atrae votos, pero nada impide que los productos chinos invadan sus mercados a bajos costos pese a ser el país que tiene más Nobeles de economía. Pero aquí él tiene una gran ventaja frente a Hillary: es un empresario exitoso que incluso ha sabido sacarle la vuelta al fisco americano (cosa casi imposible de hacerlo y que reconoció públicamente en el primer debate al decir que es “smart”) y hasta sacó provecho de las crisis americana beneficiándose de las ofertas inmobiliarias. Y es el único que reconoce que Norteamérica está en crisis. De nada le sirve a Hillary hablar de paz y amor, juntarse todos por el bien común, etc. al estilo de una miss, intentando con eso borrar toda la mochila que carga a cuestas: imposible borrar las imágenes de la guerra con Irak, la supuesta guerra entre los “buenos” y los “malos”, “la guerra santa”, en la que no se respetó los derechos humanos de ningún preso. Solo revise los  límites de brutalidad  a los que se llegó en Guantánamo. Un documental descarnado de Oliver Stone: “La historia no contada de Estados Unidos”, nos devela hasta donde llegó el afán de poder de Bush, apoyado por Hillary y con una política armamentista continuada por Obama.





Y no es broma, Obama pese a todo eso, apenas ganó la presidencia: ganó el premio de la Paz, sin tener los antecedentes que sus antecesores más que la supuesta buena fe con la que actuaría a futuro. Ni en su política económica cambio ya que siguió con las especulaciones de la Banca, contrató a los mismos que tuvo Bush incluso en el área de relaciones internacionales. Hillary habla de poner más impuestos a los millonarios, pero con la estrategia de Obama, los millonarios se duplicaron exponencialmente en la época de crisis y los salarios de millones de americanos, se mantuvieron congelados.

Si uno revisa sus planes de gobierno, ambos son diametralmente opuestos; pero dada las circunstancias, dudo que cualquiera de los ganadores cambie radicalmente lo iniciado por Bush. A lo que ahora hay que seguir, es a los grupos que los respaldan y al equipo humano que los acompañaran.

Es cierto que el verbo de Trump es chocante no solo por atacar a las mujeres, sino por ser confrontacional, pedante y hasta produce escalofríos. A estas alturas ya no es novedad escuchar un audio más y bien que la prensa sabe cómo mover el morbo con titulares sugestivos. Pero ojo, de él solo tenemos conjeturas (audios); de Bill Clinton, certezas (el vestido con manchitas y el amargo sabor que le dejó en la boca a Mónica Lewinsky, lo confirma).

Trump puede pedir perdón y prometer evitar cometer excesos; pero Hillary así se rasgue las vestiduras, se arrodille en clavos y se golpee el pecho, jamás volverá  a la vida a millones de personas que vanamente murieron en una guerra absurda. Y es a esta mujer a quien apoya Obama y su esposa en cada discurso que dan, ya que ella será su continuidad.



Creo que al final: serán los americanos los que pierdan sea cual fuese su elección.

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