miércoles, 4 de abril de 2012

Día del Idioma


 


La Real Academia Española de la Lengua declaró el 23 de Abril de cada año como Día del idioma, para conmemorar en esa fecha la muerte de Don Miguel de Cervantes Saavedra, ocurrida en Madrid el 23 de Abril de 1616.

La palabra idioma tiene procedencia griega y significa la manera de expresarse o lenguaje usado para comunicarse entre los habitantes de un pueblo de una nación o parte de ella.
La ascendencia del idioma español o castellano es directa del latín, con influencia de otras lenguas. Por ejemplo, de ascendencia celta, palabras como: bachiller, barril, camino, cerveza, danza, jamón, trompa y muchas más; de ascendencia germana: bailar, bandera, estribo, jardín, robar, sopa entre otras; de ascendencia árabe: alacena, alacrán, albañil, alcancía, álgebra, alicate, alquiler, entre otras.
La historia del idioma castellano en América, empieza con la llegada de misioneros españoles que se dedicaron a aprender las lenguas indígenas. Esos misioneros fueron enseñando el castellano a los nativos.

Siendo primer Virrey de México Don Antonio de Mendoza entre los años 1535 y 1550, introdujo a ese país la primera imprenta y en ella se imprimieron cartillas y textos de enseñanza bilingües, en nahualt y en castellano para la enseñanza de este idioma.

El lenguaje resultó, así, instrumento de paz y de concordia, pieza clave de la solidaridad. En este inicial encuentro, nuestros antiguos abuelos aprendieron que el lenguaje nos hacía persona. Por eso los historiadores asignan singular importancia a los intérpretes. Todo lo que el corazón podía concebir (rabias y alegrías) alcanzaba apropiada voz en el lenguaje y permitía inaugurar el diálogo entre americanos y europeos, así explica el filólogo Luis Jaime Cisneros.

El ingenioso hidalgo Don Quijote de La Mancha es la obra maestra de Miguel de Cervantes Saavedra. Los sucesos de don Quijote ilustran, según Luis Jaime Cisneros, un milagroso arte en que parodia y comicidad aparecen combinadas con la más profunda y original invención de “experiencia humana”. Pero no se trata de parodia orientada únicamente a garantizar la diversión del lector. Es una parodia que asume el instrumento de un plan artístico.

Cervantes no es un ingeniero que nos pone ante la obra construida sino que es un arquitecto que nos invita a ser testigos y partícipes del minucioso proceso de construcción. Por eso el lector resulta elemento importante en este plan novelístico.

El ingenioso hidalgo Don Quijote de La Mancha es una novela de lectura necesaria. Sirve para fortalecerse interiormente, intelectualmente, vivir el gusto por el idioma.

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