miércoles, 10 de agosto de 2011

Carta abierta al presidente Humala

Por Waldo Mendoza Bellido
Jefe del Departamento de Economía de la PUCP
Presidente, sus retos son más complejos que los que encontró García en el 2006. El García converso se presentó claramente como de derecha, por lo que su relación con Wall Street fue amorosa; la economía ya había alcanzado velocidad de crucero –8 por ciento de crecimiento en julio de ese año–, y él no se había comprometido a grandes políticas contra la desigualdad. Usted, en cambio, con un programa de centroizquierda, tiene que lidiar con Wall Street, encuentra una economía al borde de la recesión y está obligado a cumplir con el electorado.
Las vacaciones de García
Dado el punto de partida, García pudo tomarse un descanso de cinco años sin hacer prácticamente nada. Su método consistió en replicar lo que había hecho Toledo. La política monetaria es la misma que nació en el 2002; la política fiscal, salvo fallas humanas del ministro Benavides, es un calco de la de Toledo; los nuevos Tratados de Libre Comercio son simples adendas a los que ya se había hecho con los Estados Unidos.
García tuvo además muy buena suerte. Durante su gobierno, el precio mundial de las exportaciones se elevó en casi 60 por ciento. El crecimiento heredado de Toledo y los altos precios de los minerales le permitieron a García contar con más recursos fiscales que cualquier otro presidente. La recaudación subió en más de S/. 35.000 millones en los últimos cinco años. Con estos recursos caídos del cielo, García hizo un montón de obras que las mostró como prueba inobjetable de su éxito.
El tema de la confianza
Para no interrumpir el crecimiento económico, se dice que bastaría que usted genere “confianza” entre los agentes económicos.
Dar confianza implica, en nuestro Wall Street cholo, que usted garantice que nada va a cambiar, que todo va a seguir igual.
La tesis de la confianza parece explicar el nombramiento de los titulares del Ministerio de Economía y Finanzas y del Banco Central de Reserva (BCRP), desde donde se decide el 90 por ciento de la política económica. Según usted, sin embargo, eso tiene remedio, pues usted es quien “pone la receta en el gobierno”. Quiero creerle.
La amenaza de la recesión
Usted encontrará una economía amenazada por la recesión. Según los indicadores desestacionalizados del BCRP, los dos sectores que generan más empleo, la industria y la construcción, están en franca caída. El PBI de la manufactura no primaria ha descendido en el segundo trimestre de este año y el PBI del sector construcción, medido por el consumo interno de cemento, ha caído durante los dos primeros trimestres de este año.
Esta amenaza de recesión se presenta en un contexto muy especial. En primer lugar, la actual situación de la economía mundial es grave. En segundo lugar, según las encuestas recientes del BCRP, las expectativas del sector privado (sobre las ventas, la demanda, la contratación de mano de obra) lucen cada vez más deprimentes. Por último, el ritmo anual de crecimiento del crédito total al sector privado ha empezado a caer en junio, debido a la política monetaria restrictiva del BCRP.
La lucha contra la desigualdad
El camino para reducir la desigualdad es más o menos claro. Hay que elevar por lo menos en un par de puntos porcentuales la presión tributaria e inyectar parte de esos recursos allí donde se necesita (su ministro Castilla ha anunciado que la presión tributaria del 2016 alcanzará el 20 por ciento del PBI. ¿Está hablando en serio?).
Existen sobradas razones para que el principal aporte de los dos puntos de presión tributaria venga de la minería. Existen sobradas razones también para hacer una reforma de la política social que actualmente está en manos de los que no tienen ni poder ni calificación. Hay que darle a la política social poder y calificación.
¿Quién está a cargo de la política social? Todos, o sea, nadie. ¿Quién podría encargarse? Me parece que el MEF.
Uno, porque en el MEF está la gente más calificada y estable. Dos, porque es el MEF el que asigna el presupuesto. Tres, en Chile, el SNIP y los programas sociales están concentrados en el MIDEPLAN, y funciona muy bien. Cuatro, el presidente tendría un solo interlocutor, el ministro de Economía, a quien cortará el cuello si la política fracasa.
En términos prácticos, un viceministerio en Asuntos Sociales sería suficiente para poner en práctica estas políticas. No tiene sentido crear un nuevo ministerio, por costoso e innecesario. El costo de armar un nuevo ministerio puede tener 100 mejores usos alternativos.
En resumen
Usted tiene el reto de corto plazo de recuperar el ritmo de crecimiento económico de los últimos años y, además, reducir la desigualdad. En estos días, deberá dictar las políticas apropiadas para alejar la amenaza de la recesión. No se le vaya a ocurrir aplicar la receta de un conjunto grande de despistados para quienes basta con restaurar la confianza.
Al mismo tiempo, la receta deberá contener las políticas que inauguren un estilo de gobierno en el que el candidato cumple, por primera vez en la historia contemporánea, con las promesas electorales.
Suerte, presidente.

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